lunes, 26 de mayo de 2008

La hija de Santiago Creel. Excelente artículo de Álvaro Cueva

Quiero externar mi opinión sobre lo que acaba de pasar con Santiago Creel porque se me hace una imperdonable aberración periodística que ni usted ni yo podemos permitir.
¿Por qué? Porque si lo permitimos, estaremos autorizando a que la peor escoria del periodismo del corazón mexicano arruine la vida de nuestros menores de edad, confunda a la opinión pública y alimente la doble moral.
Lo que se publicó en la edición 536 de la revista Mi Guía hace unos cuantos días es para la información, lo que el narcotráfico para la salud: un negocio sucio, un atentado, algo que se tiene que discutir y acabar.
¿Qué fue lo que se publicó? En la portada venía una foto de Santiago Creel con cara pícara y otra de Edith González a media carcajada y el texto decía: “Santiago Creel ¡es el papá! ¡Tenemos pruebas! El político reconoce ser el padre de Constanza, la preciosa hija de Edith González”.
En el interior venía una fotocopia del acta de nacimiento de Constanza Creel González, que todavía no cumple los cuatro años, y un montón de frases empalagosas como:
“Siempre es hermoso ver a los padres que ven por sus hijos, y Constanza tiene a los suyos, que la aman, Edith González y Santiago Creel Miranda”.
La nota le recordaba a los lectores que cuando la señora González hizo público su embarazo, el Partido Acción Nacional estaba en campaña interna para elegir a su candidato para las elecciones presidenciales de 2006.
Como a la mitad del texto, el responsable de este artículo sin firma, señaló: “hoy, con un documento del Registro Civil que se hizo llegar a nuestra redacción, y antes que cualquier otro medio, Mi Guía con un trabajo periodístico despeja esta duda”.
Lo demás era pura paja y frases que repetían que esta noticia era “bella” y “hermosa”.
Al poco tiempo de que esta publicación salió a la venta, el artículo fue retomado por diferentes medios impresos y electrónicos generando un escándalo que obligó al senador Creel a hacer una declaración con los reporteros que cubren la fuente del Senado.
¿Qué fue lo que estuvo mal aquí? Todo, desde la decisión de publicar e ilustrar esta nota hasta la manera como fue tratada pasando por las implicaciones políticas, éticas, el debate sobre la libertad de expresión, sobre el respeto a la vida privada, sobre el derecho de réplica y más, mucho más.
Yo le pregunto: ¿qué tiene de importante que Santiago Creel haya resultado padre de una niña de tres años? ¿Usted sabe si tiene otros hijos? ¿Los conoce?
¿Usted está enterado de cuántos hijos tiene cada político de nuestra nación, con qué mujeres y en qué circunstancias?
¿En qué le afecta a usted que don Santiago tenga otra hija? ¿Ésta es una noticia de relevancia para la vida de la nación? ¿Cambia en algo nuestra existencia? ¿Nos sirve para algo o sólo es un estimulante?
Si es así, entonces ya no es una nota, es una droga. ¡Cuidado!
Pero espérese, porque apenas estoy empezando: ¿Se le debe dar una lectura política al dato de que el señor Creel haya tenido una hija que acaba de ser reconocida?
¿Para qué? ¿Para destruirlo? ¿Para eso sirve el periodismo?
¿Hubiera sido igual si el padre de esa niña hubiera sido Felipe Calderón, Marcelo Ebrard o Andrés Manuel López Obrador?
¿Hubiera sido igual si el padre de esa criatura hubiera sido Carlos Slim, Emilio Azcárraga Jean o Ricardo Salinas Pliego, o ahí sí se hubieran quedado callados los señores de Mi Guía?
¿Cómo se imagina usted que van a tratar a la hija de Santiago Creel en el kínder? ¿Usted cree que los niños de tres años no hacen preguntas? ¿Usted supone que las sociedades de padres de familia de las escuelas no influyen, que no afectan?
Mi Guía le destruyó la vida a Constanza Creel González. A partir de esa publicación, cada vez que la niña salga a la calle, habrá un fotógrafo esperándola para ver si capta a Santiago Creel con Edith González.
Y cuando crezca, la prensa amarilla la perseguirá para ver si fuma, para ver si pierde la virginidad, para ver lo que sea y atribuírselo a su padre o a su madre.
Lo más increíble es que los señores de Mi Guía insisten en que tienen “el mejor periodismo”, en que esto es “bello” y “hermoso”, y el hecho de que nadie va a tomar medidas contra ellos porque México está en manos de la delincuencia.
Esto también es crimen organizado. ¿A poco no?
¡Atrévase a opinar!acueva@milenio.com

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